DECLARACIÓN:

ESTE BLOG NO TIENE ANIMO DE LUCRO NI CONFLICTOS DE INTERES. SU ULTIMO FIN ES NETAMENTE EDUCATIVO

viernes, 21 de septiembre de 2012

Martes 25 de Septiembre 2012

Andrés tiene 59 años,  es hipertenso controlado con losartan, diabético tipo 2 manejado con dieta e hipoglicemiantes orales y alérgico a la penicilina.    Desde hace un año Andrés tiene dolor tipo punzada y presión en la parte interna de la rodilla. Ese dolor es incidental, sin componente neuropático y para los últimos 2 meses es generalmente mayor a 6/10.  Desde entonces, toma acetaminofén hidrocodona  (500mg/5mg) 2 tabletas cada 6 horas. Estaba preocupado por el dolor en el postoperatorio. 
Lo sometieron a un reemplazo articular de rodilla en la Fundación Santa Fe.    Su anestesiólogo, decidió utilizar una técnica NEUROAXIAL periraquidea asociado una infusión continúa de dexmedetomidina.   El intraoperatorios ocurre sin inconveniente. 
Es llevado a recuperación con una infusión peridural de bupivacaina al 0,125% a 8 ml/ hora.   Se le fórmula además dosis de rescate de hidromorfona de 0,6mg.  Como parte del protocolo de anticoagulación el paciente se le fórmula dabigatrán. 
Hoy es el primer día postoperatorio. El paciente refiere un vas de 0/10, no ha utilizado rescates de hidromorfona.  Está muy satisfecho ya que se le había explicado antes de la cirugía que iba a estar con dolor moderado. 
Andrés siente los miembros inferiores pesados y por eso solicita postponer la terapia física por un día.

Cual es el problema ? Hay algún problema ? 
Este manejo alcanza las metas analgésicas propuestas ? 
Cual debería ser, según su opinión, el manejo analgésico en este postoperatorio ? 
Hay evidencia que soporte el inicio temprano de terapia física en este tipo de cirugía ? 
Como siempre,  por favor, referencia sus repuestas. 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Una Tarde con el Dr Alejandro Jadad.

Por cuestiones de la vida tuvimos la oportunidad de pasar unas horas con Alejandro Jadad.  Estuvo (obviamente) preguntándonos acerca de qué es lo que mas nos gusta hacer y sobre nuestro "verbo" personal... 
Fue muy agradable y enriquecedor  para todo el grupo de la clínica de dolor el poder compartir esos momentos con una persona como él. Se que a todos nos quedaron sonando sus palabras y esperamos que no se queden solo en "palabras" (eso dependerá de cada uno de nosotros).
En lo personal,  me llamó la atención el poder "inspirador" de sus mensajes que son un llamado al cambio, a no asumir que lo que hacemos está bien y que TODO se puede y debe cambiar.  También su sencillez, su lealtad a su "mentor",  su capacidad de encantar a un niño de 5 años y sin serlo, hacerse sentir como un amigo de hace mucho tiempo.

Muchas gracias Alejandro por acompañarnos y mucha suerte en todas sus empresas,  si a usted le va bien, le va a ir bien a nuestros hijos y nietos.





En el proceso de contarle a las personas de la clínica de dolor quien era este personaje que nos hablaba,  encontré varias biografías en google  de las cuales resalto:

Ciro Alquichire publica en la Revista Abanico (Canada):


Tiene el privilegio de pasar de una comida con el Príncipe Carlos de Inglaterra, a compartir un trozo de pan con los refugiados de Sudan, de infiltrarse como incógnito en el oscuro mundo de las drogas, de maravillar con su charla a los asesores de Barack Obama, a Shimon Peres en Israel o de terminar dictando una conferencia para Naciones Unidas, de responder entrevistas para el New York Times y para televisión, de escribir artículos para importantes revistas científicas y de recibir constantemente galardones, que bien merece por su gran labor.
Su rigor académico lo llevó a ser uno de los mejores estudiantes del colegio donde se graduó; médico y anestesiólogo de la Universidad Javeriana; el primer doctor en síntesis del conocimiento de la Universidad de Oxford en Inglaterra; profesor de la Universidad de McMaster en Canadá; catedrático de la Universidad de Toronto; especialista en el tratamiento del dolor, creador de la Escala de Jadad; conferencista en foros internacionales, y director y fundador del Centro de Innovaciones Electrónicas en Salud, entre otros logros. Por eso no resulta sorprendente que su hoja de vida tenga 50 páginas.
Su vida ha tenido más giros que la novela Cien años de Soledad. A los 17, cuando estudiaba segundo año de medicina, la realidad de su país le dio un golpe en la cara. Recuerda que fue seleccionado para dictar una charla a los pequeños de un barrio muy pobre en Bogotá, Colombia, donde cohabitaban el consumo de la droga y la pobreza.
“Yo tenía que terminar en menos de 15 minutos porque era el arquero del equipo de microfútbol de la universidad y tenía que ir a jugar. Cuando pregunté sobre qué querían hablar, todos como si fueran una sola voz respondieron de drogas ¿Drogas? En ese momento me di cuenta que no sabía nada sobre drogas y me empecé a cuestionar ¿Y ahora qué les digo? Dije lo poco que sabía en cinco minutos”, afirma.  Perplejo por su ignorancia, a este joven que la vida le había sonreído por su gran coeficiente intelectual, le hicieron dos preguntas que le hicieron reevaluar su papel de médico: “¿profesor, si yo me fumo un basuco puedo hacer mejor el amor?, niños de nueve años, y reglón seguido, ¿si uno se toma una caja de polas (cervezas) y luego fuma un basuco se le quita el guayabo?”, me dice una niña de ocho años”, recuerda.   “Fue vergonzoso. Si tuviera una máquina del tiempo, quisiera ir a ese momento y preguntarles los nombres a esos niños, para poder hoy cambiarles sus vidas como ellos lo hicieron conmigo”. De ese día, que nunca olvida, nació esa pasión por la investigación que lo llevaría a pasar varios años de su vida estudiando los efectos de la cocaína y sus derivados, especialmente en los niños. Así se convirtió en un experto en el tema.  Muchas de sus noches juveniles trascurrieron en las salas de urgencia de los hospitales donde, acompañado por su novia, esperaba la llegada de alguien con una sobredosis.   En poco tiempo, su obsesión por aprender hizo que su nombre fuera el primero que se viniera a la mente de médicos y enfermeras cada vez que tenían un caso que podría servirle a este joven monteriano que no hacía otra cosa que preguntar y preguntar.
“En un país de ciegos el tuerto es el rey”, afirma sin falsas modestias este “pelao costeño” que salió de Córdoba a los 16 años rumbo a la facultad de medicina de una de las más prestigiosas universidades colombianas y que a los 27, poco después de especializarse en anestesiología, llegó a la Universidad de Oxford donde fue aceptado como estudiante de posgrado.

Cuando estaba decidido a abandonar Oxford se le presentó la oportunidad de su vida. Escuchó que hablaban de una investigación fracasada, pero tras las burlas de sus compañeros regresó a su casa. Allí, Martha, su esposa, lo obligó a volver al laboratorio a trabajar en una solución. Luego de varias horas y con un enfoque fuera de lo común lo nombraron director del proyecto.

Esta investigación le significaría recibir una beca de la Comunidad Europea, ser postulado para un doctorado y obtener el Premio Nacional de Estudiantes Investigadores. En 1994 se convirtió en el primer médico del mundo con doctorado en síntesis del conocimiento y el primero en Oxford con énfasis en dolor.

Su experiencia inicial en Oxford, le permitió reconocer que el camino de un inmigrante no es nada fácil. Sin embargo, afirma, lo más importante para una persona que sale de su país es no matar el niño que lleva dentro, dejar suelto el loco interior y reinventarse cada día, porque eso les dará todas la herramientas para triunfar, y por último atreverse.
“Que se atrevan a realizar cosas diferentes a lo que fueron en sus países, que no tengan miedo, porque este país les da un abanico de oportunidades y no precisamente en su profesión. Uno puede tener tanto éxito como se atreva a realizar cosas diferentes, así que ¡atrévanse! ”
Una conversación entre el médico Alejandro Jadad y un desconocido necesariamente incluirá dos preguntas de entrada para su interlocutor: qué es lo que más disfruta hacer y cuál es su verbo preferido. Después de escuchar, Jadad dará sus propias respuestas: “Lo que más disfruto en la vida es saber. Mi verbo preferido es preguntar”.
Fue preguntando que este médico colombo-canadiense puso a tambalear a los miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando en 2008 se paró en frente de la conferencia en la que se celebraban los 60 años de la organización y pidió la palabra: “¿Alguien puede explicarme qué es la salud?”, dijo Jadad, fundador del Centre for Global eHealth Innovation de la Universidad de Toronto (Canadá). El auditorio enmudeció.
Desde 1948 la OMS había definido la salud como “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad”, pero 60 años después el “ambicioso” concepto necesitaba transfigurarse.
“¿Qué significa el ‘completo bienestar’ si mientras estoy en un trancón siento malestar físico y mental? La definición lo deja todo por fuera y de esta manera nadie podría ser considerado saludable. Cualquier molestia afecta el completo bienestar”, dice Jadad.
Luego de hacer la pregunta inicial por las redes sociales para convocar a una discusión mundial, que llevara a la definición del concepto de salud para el siglo XXI, Alejandro Jadad viajó junto con 30 expertos a La Haya, en 2009, para analizar la información recogida y redefinir la salud desde otras orillas: “El nuevo concepto se enfoca en la capacidad de las personas o las comunidades para adaptarse, o para autogestionar los desafíos físicos mentales o sociales que se les presenten en la vida”. Es decir, que “si tienes miopía, el concepto anterior te catalogaba como una persona no saludable, pero si logras acceder a unos lentes que te permitan adaptarte al desafío de no ver bien, serás una persona saludable”.
Sin embargo, más allá de intentar desarrollar un nuevo concepto, es necesario aterrizar sus impactos en un sistema de salud mundial que ha concentrado esfuerzos y recursos (unos 5 trillones de dólares al año) en diagnosticar, combatir y curar enfermedades que en su mayoría son incurables. Según Jadad, se requiere urgente una transición hacia un sistema que les enseñe a las personas a sobrellevar las cargas emocionales que provocan las futuras enfermedades.
“En ese círculo de diagnosticar-combatir-curar, el sistema de salud no está pensando en que el desempleo, el hambre y la falta de vivienda son las causas de muchos casos de ansiedad, de problemas mentales. La salud mental es un desafío social tremendo”.
Es claro que la salud mental del planeta no se le puede delegar sólo a los sistemas de salud, por eso, en busca de una sociedad que viva más tranquila, Alejandro Jadad creó el Centre for Global eHealth Innovation, una red de investigadores que apoyados en las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) se dedican a idear estrategias que permitan descongestionar los sistemas de salud. “La idea es que el hospital sea el último lugar que visite un enfermo”.
Con colaboradores en 94 países, el centro ha permitido conectar a pacientes con dolencias similares a través de una red social de la salud, para que se acompañen en los tratamientos. Así mismo, ofrece videoconferencias en las que se resuelven dudas sobre distintas enfermedades y posee el primer Laboratorio de Sanidad Electrónica de Canadá, destinado al estudio de las innovaciones de salud en línea y donde se ponen a prueba aplicaciones informáticas con las que se comenzará a atender a los pacientes a través de la red.
“No vengo a Colombia a hablar de la Ley 100, ni de la crisis del sistema. Vengo a invitar a los médicos, enfermeras y ciudadanos a hacer parte de un cambio que es necesario dar. Reinventar los conceptos de salud y bienestar requiere que transformemos el modelo de vida que hemos llevado”, dice Jadad, exaltado recientemente como uno de los cinco inmigrantes más importantes en la historia de Canadá.
“Hemos fracasado en lo que debemos percibir como salud ”, sentenció Guillermo Jaramillo, el secretario de Salud de Bogotá, después de escuchar ayer durante una hora y media al director del Centro de Innovaciones Electrónicas en Salud (Global Health & Wellness Network) de la Universidad de Toronto, el anestesiólogo colombiano Alejandro Jadad.
El especialista monteriano y catedrático de la Universidad de Toronto, les contó a los asistentes al foro “El poder de las redes sociales en la transformación de la salud”, promovido por El Espectador, de qué manera, a través de internet, ha liderado una movilización social que cuestiona fuertemente el funcionamiento de los sistemas de salud y promueve una nueva noción de bienestar, alejada de las visitas a los hospitales y de los diagnósticos médicos.
Jadad cree que las instituciones deben ser las últimas en lo que él llama “la escalera de la salud”. Según él éstas “se han ocupado de diagnosticar y curar y se han olvidado de que en lugar de turnos atienden personas”. Por eso, antes de pedir una cita médica, los pacientes deberían buscar en la web información sobre sus síntomas, contactarse con otros que tengan la misma enfermedad y recibir asistencia especializada por parte de expertos y de los mismos pacientes.
El doctor mencionó los avances de Wikipedia frente a las definiciones de enfermedades, que están siendo actualizadas por especialistas, y de las aplicaciones para móviles que permiten tomarse la presión, llevar un registro de las dosis de insulina que se aplican los diabéticos e, incluso, en el caso de las madres, practicarse pruebas de ultrasonido durante el embarazo desde casa. Algunas de estas aplicaciones son desarrolladas en el centro que él dirige.
Pero la idea de promover el bienestar ha calado en más de una nación; en China, Bangladesh, Luxemburgo, España y en Rhode Island (EE.UU.) han recibido la asesoría del colombiano para gestionar los cambios en sus sistemas de salud.
Este modelo, que anuncia la reestructuración de la atención al paciente, responde a un nuevo concepto de salud enfocado a que las personas se adapten a los desafíos físicos, mentales y sociales que se les presenten en la vida. “Ahora los humanos vivimos mucho más tiempo. Le hemos sumado años a la vida, pero no vida a los años. Es tiempo de garantizar una existencia más sana. La clave está en trabajar juntos”.
Alejandro Jadad (Sept 2012) Foto tomada por Nico Guerrero 


domingo, 16 de septiembre de 2012

Martes 18 de Septiembre

Durante  el PBL sobre dolor de miembro fantasma surgieron una series de dudas sobre la fisiopatología de la transmisión y modulación a nivel central.

Vamos a centrarnos en esa reunión en ese tópico.

Estas 2 imágenes son una guía de lo que quiero que repasemos.   


Hay términos que deben conocer como Wind up, Neuronas de amplio rango dinámico, Microglía. interneuronas